lunes, 21 de enero de 2008

El prestigio de un gran truco


¿Qué se obtiene al mezclar traición y magia? Esta es una pregunta que seguramente Christopher Nolan, director de El Gran Truco, se hizo antes de llevar a la pantalla grande la novela de Christopher Priest. El resultado: un éxito taquillero que recaudó 14.8 millones de dólares en su primer fin de semana de exposición.

La cinta toma su nombre de la tercera parte de un acto de magia, “el prestigio” (The Prestige), en donde se pretende envolver a la audiencia en una visión que puede confundirse con realidad . Entre trucos, artificios y crisis emocionales, esta historia se desarrolla en Londres a finales del siglo XIX. Dos magos, aprendices del mismo maestro (Michael Caine), ven truncada su amistad a causa de un desafortunado accidente en el que muere la esposa de uno de ellos (Piper Perabo). Convencido de la culpabilidad de su amigo, Robert Angier (Jackman) busca la manera de vengarse de Alfred Borden (Bale) a través de lo que mejor saben hacer los dos: magia.

La venganza se convierte en una competencia por conseguir el mejor truco, y en esta batalla entre magos, cualquier cosa funciona como arma, incluso la manipulación de emociones y celos. En busca de trabajo, Olivia (Scarlett Johanson) se ve involucrada en esta guerra y sin saberlo, se convertirá en una pieza clave de este duelo.

Como es característico de Christopher Nolan, la historia está desarrollada a través de flashbacks (regresiones) que permiten tener una visión global de la historia sin perder la incertidumbre de lo que pasará después. Este recurso ya podía verse en películas anteriores como Amnesia y Batman inicia, ambas de Nolan. En esta última, el director compartió créditos con dos de los protagonistas de El Gran Truco, Caine y Bale.

Sin duda alguna, esta película se ha enfrentado al cada vez más grande mercado de los filmes mágicos. El público se está acostumbrando al tema y películas como Harry Potter y El Ilusionista acaparan las pantallas de cine y televisión. Sin embargo, considero que El Gran Truco dota la trama de inteligencia y vuelcos inesperados que la hacen completamente diferente al resto de estas películas.

Las excelentes actuaciones de Bale y Jackman son una pieza clave en el filme, y la genialidad de Nolan completa la atmósfera mágica. Pero es el magistral juego entre la realidad y la fantasía lo que hace que esta producción no sea sólo una película de magos, sino un acto de magia en sí, cuyo “prestigio” logra confundir a la audiencia y hacerla creer que se trata de una historia real.

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