martes, 29 de enero de 2008

Borran la sonrisa del Joker


El día de hoy Reforma publicó una breve nota en la que daba a conocer el nuevo poster que Warner Brothers está utilizando para la promoción de la película "Batman: The Dark Knight". El poster anterior tenía como imagen principal a Joker, el villano de la película que es interpretado por Heath Ledger, un actor australiano de 28 años que perdió la vida recientemente por causas que aún no se han dado a conocer. De acuerdo con la nota, Warner Brothers decidió hacer este cambio puesto que querían evitar rumores en los que se relacionara la muerte del actor con fines lucrativos, asociados con la película. El nuevo poster, sólo muestra a Batman (Christian Bale).

La verdad es que me quedé pensando en esta nota y no sé, debe ser porque hoy en día es muy difícil confiar en empresas tan grandes y poderosas como Warner, pero hay algo que no me permite creer del todo en sus intenciones. Creo que llamaron mucho más la atención cambiando el poster, porque actuaron en consecuencia de algo que están tratando de pasar desapercibido y de evitar que se relacione con la película: la muerte del actor. Si el poster se hubiera quedado como estaba, el asunto habría pasado inadvertido; pero en el momento en el que deciden eliminar a Ledger, todas las miradas se vuelcan sobre él, y estoy casi segura de que la mayoría de la gente que leyó la nota corrió al internet a buscar el poster anterior (yo lo hice). Esto se traduce en mucha difusión de la película, no precisamente por tratarse de uno de los superhéroes más famosos, sino porque se asocia directamente con un acontecimiento reciente en el mundo del espectáculo. 

Probablemente si hubieran dejado el poster como está, la gente habría asumido que lo diseñaron antes de la muerte del actor, y si no, siempre resulta halagador que la foto de un personaje que no es el principal ocupe las marquesinas. Pensándolo como una aficionada del cine y una fanática de Heath Ledger, creo que hasta me habría parecido un buen detalle de la compañía haberle dado créditos al fallecido actor. Difícilmente habría pensado que era una forma de ganar dinero, especialmente si el poster de Joker se hubiera intercalado con el de Batman. 

Es lógico que Joker aparezca en el cartel, es uno de los personajes más importantes, y aunque Ledger haya muerto, sigue siendo el actor que le da vida al personaje, sigue siendo parte del producto final que debe ser tratado como lo que es: una película que pretende ganar millones de dólares desde su primer fin de semana de estreno. Además, seamos realistas, con o sin poster, ahora mucha más gente irá a ver la película para conocer la última interpretación del australiano, así que su muerte, incluso antes del estreno del film, ya tiene consecuencias relacionadas con Batman.

Nuestro secreto


Hoy fui al cine a ver una película de la que definitivamente esperaba mucho más: "Nuestro secreto", con David Duchovny (el actor de "Los Expedientes Secretos X"). La verdad es que cuando elegí la película, no sabía muy bien de qué se trataba, pero me pareció que si tenía al actor que hizo de una serie tan mala (con todo respeto) algo exitoso, al menos las actuaciones serían decentes.

La película narra la historia de un hombre, Ben cuya relación con su esposa Hannah es digna de un cuento de hadas, y tienen una hija de aproximadamente 17 años, Sam con la que no establecen mucha comunicación. Un buen día Hannah y Sam tienen un accidente en donde la señora muere y la chica queda en coma. Cuando Sam despierta, tiene la personalidad de su madre...es como si el espíritu de la señora se hubiera transportado al de la chica, pero la pregunta es ¿Dónde está el de la chica?

La verdad es que la trama de la película me resultó un poco enfermiza y mal desarrollada si partimos de algunos principios básicos de dramaturgia que plantea Lavandier. La historia no es muy novedosa, me parece una versión dramática de "Freaky Friday", la película de Lindsay Lohan en la que por un hechizo extraño, su madre y ella intercambian cuerpos. Sobra decir que, como en "Nuestro secreto", la relación madre e hija está muy deteriorada y la experiencia les ayuda a comprenderse mejor.

En segundo lugar, resulta un poco incómodo ver una historia como esta en la que Ben, el padre, lucha contra la incredulidad a la vez que lucha contra los deseos de estar con su mujer. Sería demasiado pensar que en algún momento algún tipo de gesto amoroso se de entre ellos, porque aunque la historia está pensada para que el espectador sienta que la niña es en verdad la madre, no podemos dejar a un lado que se trata de una chica de 17 años que además, en términos reales y físicos, es la hija del protagonista.

En términos narrativos, la historia tampoco es buena. Muchos personajes se quedan inconclusos y su participación es irrelevante. Un ejemplo de esto es Tara, la consejera escolar de Sam, cuya única participación en la película tiene el objetivo de darle celos a la esposa de Ben, que ya está encarnada en la jovencita; parecería que este personaje sería el punto de giro en la relación perfecta de los esposos, pero sólo se queda en una escena que no cambia en nada la situación. Decía mi maestro de Creatividad Literaria en España: En toda historia, si se pone un clavo en la pared, se tiene que colgar un cuadro. Con esto se refería a que todo lo que pase en una historia y todos los personajes deben tener un por qué y un desenlace...sigo esperando a que Tara cuelgue su cuadro. 

Como Tara, hay muchos otros personajes (las amigas de Hannah, Justin que es el novio de Sam, etcétera.) Pero desde mi punto de vista, lo más decepcionante además de lo inconcluso de todos los personajes y de la historia global, es la actuación de Duchovny, que en ciertos momentos no le deja claro al espectador si le cree o no a su hija/esposa, y que ni para llorar es bueno, porque en la escena de la muerte de su mujer, se limita a recargarse contra la pared y a fruncir un poco el ceño, aunque la verdad no hay muchos cambios en su expresión. La actuación de Sam es muy buena, logra definir muy bien sus dos personalidades, la de jovencita rebelde y la de mujer casada. 

No sé qué piensan ustedes pero ojalá que puedan darme su opinión sobre esta película porque la verdad me dejó bastante decepcionada.

lunes, 21 de enero de 2008

Cueste lo que cueste


El trabajo dignifica al hombre. Todo desarrollo laboral debe tener como centro al ser humano. El objetivo real de las empresas es, precisamente, satisfacer sus necesidades. Hoy en día se han desarrollado numerosas estrategias de publicidad y mercadotecnia cuya única finalidad es vender, cueste lo que cueste. Y en este planteamiento, habría que preguntarse: ¿en dónde ha quedado el hombre?

Resulta desconcertante cómo la mentalidad empresarial es cada vez más parecida a la maquiavélica: “El fin justifica los medios”. Pero, ¿qué fin puede ser tan grande como para transformar al hombre en medio? Vender no es la respuesta correcta a esta pregunta. La dignidad humana está por encima de cualquier interés económico, y las empresas no deben pasar esto por alto.

Comúnmente se piensa que la mentalidad humanista no deja remuneraciones económicas. Es así que nos topamos con empresas como Nike, la mayor fabricante de zapatos deportivos. ¿Quién podría imaginarse que detrás de “la palomita” hay una larga cadena de violación a los derechos humanos? Los trabajadores de esta empresa cobran un dólar al día a pesar de ser sometidos físicamente cuando llegan tarde.

Además, los empleados de nueve plantas de producción se ven forzados a trabajar más horas de las que permite la ley, y su trabajo no se ve recompensado con cuidados médicos. Y si esto parece poco, el 85% de los empleados de Nike son mujeres con un promedio de edad menor a los 23 años, que sufren de acoso sexual por parte de los jefes.

Desafortunadamente este no es el único caso en el que el hombre ha quedado olvidado. Otros ejemplos son Mango y Zara, dos empresas españolas dedicadas a la producción de ropa y accesorios. Ciertamente, la mano de obra en la India es mucho más barata que en España, pero eso no justifica la explotación. Este comportamiento empresarial resulta un aprovechamiento injusto de la desigualdad económica india.

Podría pensarse que ahorrar gastos a toda costa es lo que hace exitosas a estas empresas. Sin embargo, hay claros ejemplos que prueban que pensar en el hombre no afecta a la empresa, sino que la ayuda a crecer y favorece el trabajo. Frank Maguire, experto en manejo de empresas, asegura que la mejor arma empresarial es tratar bien a los empleados, pues esto se traduce en cordialidad de los empleados con los clientes.

Maguire no es sólo un asesor empresarial, es también uno de los socios fundadores de Fedex, la cadena de mensajería más grande del mundo. El éxito de esta empresa radica, sin duda, en sus políticas humanistas y en el reconocimiento explícito del trabajo de cada uno de los empleados. Otro ejemplo es AT&T, que con la ayuda de otro humanista, Tom Peters, ha conseguido los primeros lugares en lo que a telefonía se refiere.

Así, queda claro que hablar de hombre y empresa en una sola oración no es imposible. Cada vez son más las compañías que comprueban la eficacia de darle importancia al hombre en las actividades económicas. Aquellas empresas cuyo eje es el dinero deberían estar preocupadas, pues es precisamente el hombre lo que las mantiene vivas. Si se olvidan de él, ¿ qué obligación tendrá la sociedad de recordarlas a ellas? Después de todo, son las empresas las que responden a las necesidades humanas, no el hombre quien responde a las necesidades empresariales.

Una columna que escribí en 2006

Taquillas animadas

El verano de 2006 se caracterizó por la invasión de películas infantiles. Producciones como Cars consiguieron recaudar hasta 70 millones de dólares en su primer fin de semana de exhibición. Habría que preguntarse si el éxito de estas películas realmente es equiparable con su calidad.

Calidad comprometida

La proliferación de producciones dejó ver tres elementos que comprometen la excelencia fílmica. En primer lugar, hay un excesivo uso de voces de actores famosos. Tan sólo en este año, celebridades como Bruce Willis, Anne Hathaway, Julia Roberts y Meryl Streep prestaron sus voces para las películas infantiles. Las casas productoras recurren a este elemento, confiadas en su atractivo para el público.

De igual forma, la animación se ha convertido en un factor determinante de competencia. Los avances tecnológicos son la mejor arma de los realizadores. Esto se debe a que los efectos visuales son los que llaman la atención de la audiencia en primera instancia. Y en medio de esta guerra de poderes, se deja a un lado el verdadero sustento de una buena película: la trama.

Así, no resulta extraño que cada vez sean menos originales las historias ilustradas en las películas infantiles. Muchas de ellas parecen híbridos formados por películas realizadas anteriormente: Ant Bully toma de Hormiguitaz la compleja vida de los insectos, y la combina con la magia de Querida encogí a los niños.

Otras producciones, como Vecinos Invasores, son adaptaciones a la pantalla grande de publicaciones impresas. Además, encontramos películas que retoman historias clásicas, como Buza Caperuza o Dragones, que es la historia de un “patito feo”. Si bien, el mérito de estas películas radica en la profundidad de sus mensajes, esto se ve opacado por la falta de originalidad en la trama.

El tercer elemento y probablemente el más preocupante, es que el cine infantil se ha convertido en un vehículo de crítica social. Los personajes parecen estereotipos perfectos para ser el blanco de críticas. Un claro ejemplo de esto son los policías que investigan el caso en Buza Caperuza. Su principal característica es el reducido vocabulario que usan, satirizando la ignorancia de la “verdadera policía”.

Pero la crítica a las autoridades no es tan evidente como el ataque a la sociedad consumista. De ser una inocente película de animales, Vecinos invasores se convierte en un duro juez del estilo de vida actual. El consumo de productos innecesarios despierta la curiosidad de los animales, cuyas necesidades se reducen a lo que obtienen del campo.

Todos estos problemas son el resultado de una búsqueda por el aumento en las ventas y la expansión del mercado. La inclusión de referencias de otras películas como Matrix, los chistes políticos y las críticas sociales dejan ver la existencia de nuevos públicos. Este interés por generar mayores ingresos tiene una grave consecuencia: que se pierda de vista el verdadero objetivo de este género, entretener a los niños.

El prestigio de un gran truco


¿Qué se obtiene al mezclar traición y magia? Esta es una pregunta que seguramente Christopher Nolan, director de El Gran Truco, se hizo antes de llevar a la pantalla grande la novela de Christopher Priest. El resultado: un éxito taquillero que recaudó 14.8 millones de dólares en su primer fin de semana de exposición.

La cinta toma su nombre de la tercera parte de un acto de magia, “el prestigio” (The Prestige), en donde se pretende envolver a la audiencia en una visión que puede confundirse con realidad . Entre trucos, artificios y crisis emocionales, esta historia se desarrolla en Londres a finales del siglo XIX. Dos magos, aprendices del mismo maestro (Michael Caine), ven truncada su amistad a causa de un desafortunado accidente en el que muere la esposa de uno de ellos (Piper Perabo). Convencido de la culpabilidad de su amigo, Robert Angier (Jackman) busca la manera de vengarse de Alfred Borden (Bale) a través de lo que mejor saben hacer los dos: magia.

La venganza se convierte en una competencia por conseguir el mejor truco, y en esta batalla entre magos, cualquier cosa funciona como arma, incluso la manipulación de emociones y celos. En busca de trabajo, Olivia (Scarlett Johanson) se ve involucrada en esta guerra y sin saberlo, se convertirá en una pieza clave de este duelo.

Como es característico de Christopher Nolan, la historia está desarrollada a través de flashbacks (regresiones) que permiten tener una visión global de la historia sin perder la incertidumbre de lo que pasará después. Este recurso ya podía verse en películas anteriores como Amnesia y Batman inicia, ambas de Nolan. En esta última, el director compartió créditos con dos de los protagonistas de El Gran Truco, Caine y Bale.

Sin duda alguna, esta película se ha enfrentado al cada vez más grande mercado de los filmes mágicos. El público se está acostumbrando al tema y películas como Harry Potter y El Ilusionista acaparan las pantallas de cine y televisión. Sin embargo, considero que El Gran Truco dota la trama de inteligencia y vuelcos inesperados que la hacen completamente diferente al resto de estas películas.

Las excelentes actuaciones de Bale y Jackman son una pieza clave en el filme, y la genialidad de Nolan completa la atmósfera mágica. Pero es el magistral juego entre la realidad y la fantasía lo que hace que esta producción no sea sólo una película de magos, sino un acto de magia en sí, cuyo “prestigio” logra confundir a la audiencia y hacerla creer que se trata de una historia real.

Sobre este blog

No tengo mucho qué decir, la verdad es que nunca me ha gustado esto de publicar cosas en un blog, aunque es un buen ejercicio para una aspirante a periodista como yo. El único objetivo de este espacio es dar mi opinión sobre diversos temas, no como una muestra de soberbia sino como un ejercicio argumentativo. Me gustaría recibir sus comentarios. Gracias.